TARSA 25 años

El poder de la RSC

Leía recientemente que se ha creado en la Comunidad Valenciana un nuevo órgano, el Observatorio de la Ética y la Responsabilidad Social de la Empresa. No deja de llamarme la atención el surgimiento de este ente cuando, hasta hace apenas unos años, la Responsabilidad Social Corporativa era tan sólo cosa de unos pocos, los grandes, principalmente por implicar la adquisición de compromisos más allá de los beneficios económicos. Me alegra comprobar que el panorama está cambiando, siendo ya evidente que los resultados económicos deben y van ligados al beneficio social y ecológico.

Si en el nombre de la RSC grandes, y no tan grandes, comienzan a emprender acciones solidarias con el medio ambiente, los diferentes colectivos desfavorecidos, la cultura, el arte o el deporte bienvenido sea la introducción de este concepto en cualquier ámbito empresarial.

Considero que gracias al interés de las compañías y empresas por alcanzar el ansiado prestigio social se pueden conseguir metas importantes. En fin; totalmente de acuerdo con lo que F. Xavier Agulló, Experto en Territorios Responsables y en Responsabilidad Social, comenta en su interesante blog (http://blogresponsable.com/): ?Creo firmemente que con la RSC es posible marcar un antes y un después en nuestro mundo, y creo firmemente que ello es posible hacerlo a la vez que todo el mundo, todas las partes interesadas, todos los agentes sociales salgan ganando, en un ganar-ganar multilateral?.

[tags]Responsabilidad Social Corporativa, RSC, F. Xavier Agulló, blogresponsable, Observatorio de la Ética y la Responsabilidad Social de la Empresa[/tags]

2 Comentarios

  • Óscar

    También a mí me complace saber de la creación de dicho órgano, sobre todo, si proviene de nuestro propio parlamento en la Comunidad Valenciana. La única duda que me asalta es si se tratará de un 'brazo ejecutor' que regule y rija o, por el contrario, será como volver a lanzar al espacio un ideal más bien teórico que práctico. Con todo ésto, entiendo que la RSC debe emanar de la propia ética de cada corporación o empresa, pues de lo contrario probablemente estaríamos hablando de una simple ley más, como tantas otras, que deba aplicarse a los reglamentos de actuación de las organizaciones y eso sería quitarle todo el romanticismo al asunto. Creo que con esta parrafada me acabo de declarar completamente agnóstico respecto al tema, pero como tampoco se trata de ser utópico, también me considero en la obligación de dar mi voto de confianza a dicha ?declaración de buenas intenciones?. Es bueno que los términos de ética, responsabilidad social, como deontología, no caigan en el olvido de nuestras entidades y que se pongan las bases necesarias para fomentar su desarrollo práctico y empírico. Por lo menos se les vuelve a lanzar una mano amiga a las empresas. Una mano a la que puede acogerse sin que ello repercuta negativamente en su rendimiento económico. Más bien al contrario: el ?ganar-ganar multilateral? de F. Xavier Agulló no es ilusorio. Ahora sólo falta que ellos entiendan que todo está conectado y que el 'desarrollo sostenible' (no sólo a nivel medioambiental) enriquece considerablemente el espíritu de las empresas.

  • Óscar

    También a mí me complace saber de la creación de dicho órgano, sobre todo, si proviene de nuestro propio parlamento en la Comunidad Valenciana. La única duda que me asalta es si se tratará de un brazo ejecutor que regule y rija o, por el contrario, será como volver a lanzar al espacio un ideal más bien teórico que práctico. Con todo ésto, entiendo que la RSC debe emanar de la propia ética de cada corporación o empresa, pues de lo contrario probablemente estaríamos hablando de una simple ley más, como tantas otras, que deba aplicarse a los reglamentos de actuación de las organizaciones y eso sería quitarle todo el romanticismo al asunto. Creo que con esta parrafada me acabo de declarar completamente agnóstico respecto al tema, pero como tampoco se trata de ser utópico, también me considero en la obligación de dar mi voto de confianza a dicha ?declaración de buenas intenciones?. Es bueno que los términos de ética, responsabilidad social, como deontología, no caigan en el olvido de nuestras entidades y que se pongan las bases necesarias para fomentar su desarrollo práctico y empírico. Por lo menos se les vuelve a lanzar una mano amiga a las empresas. Una mano a la que puede acogerse sin que ello repercuta negativamente en su rendimiento económico. Más bien al contrario: el ?ganar-ganar multilateral? de F. Xavier Agulló no es ilusorio. Ahora sólo falta que ellos entiendan que todo está conectado y que el desarrollo sostenible (no sólo a nivel medioambiental) enriquece considerablemente el espíritu de las empresas.

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