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King Google

En Googlandia

 

Había una vez un príncipe, se llamaba el Príncipe Negocio. Este joven estaba muy enamorado de la hija del Rey, pero su padre lideraba un imperio muy grande y poderoso – el Imperio Online, lo que hacía muy difícil para el príncipe conquistar la mano de la princesa. El Rey Google solo permitía el casamiento de la Princesa Cliente con un joven que verdaderamente mereciera este honor, así que el joven tendría que luchar para ganar la simpatía del rey y llegar a conocer a su hija.
El arma que el Príncipe tenía para ganar esta batalla era una espada de doble filo – la Página Web– y podría representar algo muy poderoso si la cuidaba con responsabilidad, pero también se podría convertir en su mejor enemigo si no le dedicaba su mayor atención. Para hacerla cada día más fuerte, el Príncipe tenía un montón de trabajo. Al principio tubo que pensar su arquitectura teniendo en cuenta ¿qué es lo que le gusta a la Princesa?, confeccionarla de forma user-friendly y respectando los viejos principios usability y accessibility de construir armas. Cada día tenía que verificarla en Google Analytics, actualizarla con contenido que aportaba valor, vincularla con las redes sociales adecuadas, prepararla para los buscadores y hacerla visible en los dispositivos móviles.
Cuando la Página Web estuvo lista, el Príncipe, que no podría conquistar la mano de la Princesa sin una estrategia adecuada, empezó a trabajar noches y noches. Analizaba  qué pasa en el mercado, qué hacen sus competidores (porque, obviamente, él no era el único que quería la mano del Cliente), qué es lo que le gusta a la Princesa, qué tipo de persona es y qué buscaba.
Como el Rey era el que decidía quién podía conocer a su hija y quién no, todos los príncipes tenían que respetar las reglas impuestas por él, algunas escritas, algunas no. Muchos jóvenes habían intentado engañar a Google para alcanzar más rápido sus objetivos, pero a nadie le gusta ser engañado. Para enterarse si alguien intentaba jugar sucio, pero también para recompensar a los mejores con un buen posicionamiento, las arañas de Google trabajaban día y noche, investigando el texto de las páginas web. Así que, si alguien quería ganar la amistad de Google, lo más importante era superar la prueba de las arañas donde las palabras clave representaban aliados de confianza. Cuantas más palabras clave un príncipe tenía y cuanto más especificas eran mucho mejor.
A las arañas no les gustaban el flash, ni los pop-ups y tampoco los formularios, pero sí que les gustaban los enlaces porque les ayudaban a viajar e indexar las páginas web.
Otra de las expectativas del Rey era que el futuro marido de su hija, sea una persona importante, conocida. Y se sabe que cuanto más se habla de una persona, más importante es esta persona. Lo mismo pasaba con las páginas web: los enlaces de una web, insertadas en otras páginas significaban que el Príncipe era una persona conocida, y que entonces merecía un buen posicionamiento. Ahora bien, tan importante era quien hablaba como qué se hablaba. Por ejemplo, si un periódico importante hacía referencia a la página del Príncipe, le transfería un poco de su influencia ofreciendo más oportunidades de ganar la confianza de Google.
Fdo. Iulia Hau, estudiante en prácticas en Tarsa.

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